”Mi Antigua Guatemala, siempre tan bonita y llena de alegría”
La fiesta del Corpus Christi que celebramos en junio de cada año, tiene sus historias en las calles. Recuerdo que un día antes de la procesión había un concierto de marimba en la puerta de la iglesia y salían las ventas ambulantes; allí comprábamos quesillos y ronrones, además de figuras de micos y palomas con mensajes de amor.
La costumbre era intercambiar las figuras. Los jóvenes dábamos a las damas una paloma y ellas nos devolvían un miquito, o viceversa. Todo el día pasaba el tambor en la puerta de la iglesia y se quedaba allí hasta la Octava. El primer Corpus era el de Catedral y luego en la Escuela de Cristo, La Merced, San Francisco y así cada ocho días.
Ah! Y qué decir de la comida tradicional de la fiesta: el Pepián. Tiempos aquellos…